RADIO PIEDRA BLANCA 104.5

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ME GUSTA EL AIRE SERRANO Y POR ESO SOY PUNTANO.

Vitillo Ábalos


Hoy cumple 90 años uno de los músicos más importantes de la música folklórica. Integró Los Hermanos Ábalos hasta 1997 y ahora sigue activo, enseñando y tocando en vivo.

E l cuarto viaje que hizo la cigüeña a la calle Avellaneda 313 de Santiago del Estero fue el 30 de abril de 1922, con la intención de dejar ahí al hijo número cuatro del matrimonio Ábalos. En realidad, ellos venían buscando la mujer de la familia, pero cuando ese día llegó Víctor Manuel “Vitillo”, renunciaron a la búsqueda, aunque después llegó un hijo más. Sin saberlo, la pareja trajo al mundo a cinco músicos que gestaron parte de la movida de la música folklórica.
Vitillo Ábalos se enciende. A pocos días de cumplir 90 años, la vitalidad con la que habla, la energía cuando cuenta, y la pasión que salta de sus ojos cuando su tono santiagueño explica la música criolla son propias de un adolescente. Formó parte del grupo que hizo historia en la música argentina: Los Hermanos Ábalos, integrado por Machingo, Adolfo, Roberto, Vitillo y Machaco, por orden de cigüeña, como les gustaba decir a ellos en cada presentación. Fueron autores de temas como “Nostalgias santiagueñas”, “Agitando pañuelos”, “Carnavalito quebradeño”, “La amorosa”, “Chacarera del rancho”, entre otras.
A los dos años vio bailar una zamba a sus padres y quedó maravillado. “¡Creía que no tocaban el suelo, que estaban en el aire!”, cuenta desde su casa del barrio de Once, donde vive rodeado de fotos suyas y de sus hermanos, diplomas, premios, un piano y por supuesto, un bombo. “A los 12 años tuve la suerte de estar con Andrés Chazarreta. Él le pidió a mi mamá que ‘me preste’ a los Chazarreta y me pasé dos años yendo a su patio. Ahí aprendí a bailar más de 40 danzas”, dice Vitillo, y pareciera que en sus ojos aparecen de nuevo los zarandeos y los zapateos.
Los cinco hijos del único médico-odontólogo que tenía Santiago del Estero solían armar bailes en el patio de su casa. “No había problemas de vivienda, y las casas eran grandes, todas con patio de baldosas o de tierra, ahí mis hermanos más grandes armaban bailes”, explica Vitillo, que en esas ocasiones iba directo al bombo, según él, el instrumento que los unió.