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7 DE ABRIL Día de la Zamba Argentina.


 Día de la Zamba Argentina

Una zamba que nació con el nombre de un día logró al final que ese día tuviera nombre de zamba. Así es como hoy, 7 de abril, a fuerza de revoleo de pañuelos, es el día de la zamba. Aun si según la ley 26.297 de 2007 nuestra danza nacional es el pericón, la zamba lo es por antonomasia: un repertorio de bellezas la coloca en los lugares más altos de nuestra sensibilidad y nuestras costumbres.

La 7 de Abril es para muchos la madre de las zambas, acaso porque su belleza se completa con misterios. Por ejemplo, no se conoce a su autor verdadero y poco sabemos sobre el motivo de su nombre. Según escribe José Antonio Faro es su libro Zambas históricas y tradicionales, existen dos versiones de la 7 de Abril.
Una es la que Andrés Chazarreta le escuchó tocar a músicos populares santiagueños, a inicios del siglo XX, y que en 1916 registró a su nombre, con una letra romántica, que nada explica en relación al 7 de abril. En 1923, Manuel Gómez Carrillo, publicó una versión cuyas diferencias con la de Chazarreta son de notación musical, dato irrelevante para músicas de tradición oral.
A esa versión, Leda Valladares le agregó años más tarde una letra que tampoco explica el nombre.
Santiagueños y tucumanos se disputan la pertenencia de la 7 de abril. La investigadora Isabel Aretz refiere que el verdadero autor sería un violinista tucumano conocido como el “Ñato Carrillo”, que murió en 1911. Otras fuentes dan como autor al arpista Agenor Reynoso. Pero en Santiago del Estero es atribuida por tradición a diversos músicos populares de fines del siglo XIX, entre ellos un arpista, “el ciego Chaza”. Los Hermanos Abalos decían que jamás se iba a conocer quién fue realmente su autor. En Sadaic hay dos registros: una de Chazarreta y la otra de Gómez Carrillo.
El nombre
Con respecto al origen de su nombre, se manejan varias conjeturas. Al noreste de Tucumán, en el departamento Burruyacú, existe una localidad con el nombre 7 de Abril. Una comuna sobre la Ruta Nacional 34, uno de los tantos pueblos de esa región que hasta mediados del siglo XX vivió de obrajes madereros y hoy extraña el tren. Por otro lado, el 7 de Abril se conmemora el levantamiento de Tucumán contra el gobierno de Juan Manuel de Rosas. La proclama del 7 de Abril de 1840, cuando Marcos Avellaneda encabezó el pronunciamiento de la llamada “Liga del Norte”, que Rosas respondió con el envío del general Oribe y el coronel Mariano Maza para reprimir a los insurrectos, quienes al mando del general Juan Galo de Lavalle fueron derrotados en Famaillá. Avellaneda huyó al norte, pero Oribe lo alcanzó en Metán y lo fusiló. Llevaron su cabeza a Tucumán y la expusieron en la plaza principal durante varios días.
La 7 de Abril, dos versiones, dos letras y tantas conjeturas. El misterio de una zamba con nombre de día, de tres vueltas para los bailarines y de fascinante vuelo melódico para los cantores.
Paola Bernal
Cuando pienso en zamba, aparece Zamba de mi esperanza. Es de las que está en las voces de todos, aúna el canto y su poesía es hermosa. La zamba que acompaña mi andar y no deja de sonarme adentro es Zamba del ángel, de Hugo Díaz y Ariel Petrocelli; la que me enamora es Debajo del sauce solo, de Manuel Castilla y Chivo Valladares; la que me hizo volar fue La López Pereyra, con el arreglo de Chango Farías Gómez. Luna Tucumana, de Atahualpa Yupanqui, es una plegaria constante y en mi presente me habitan Zamba enamorada, de Nono Corvalán, y La Creación, de Gustavo Cisneros. Pero no es fácil elegir y quedarse con algunas; hay muchas más que van y viene por mi memoria y se quedan en mi sensibilidad: Zamba por vos, de Alfredo Zitarrosa; Perfume de carnaval, de Peteco Carabajal; Como las de antes, de Ica Novo, y Mientras bailas, de Roberto Cantos, podrían estar en la larga lista. Son zambas que forman parte de las peñas, del encuentro con mis amigos. Zambas que son hermosas y son nuestras.

Juan Falú
Entre las que más me gustan está Zamba del Romero, del “Chivo” Valladares y Manuel Castilla. Tiene una letra maravillosa, de las mejores, y una gran música. Otras podrían ser La Chuschala o La Catamarqueña. Tiene las pausas y los arranques típicos de la zamba y dos estribillos, uno de Ariel Ramírez y otro de Eduardo Falú, ambos bellos. También Trago de sombra, de Falú y Jaime Dávalos: un gran canto de amor, que debería conocer todo aquel que haya olvidado las metáforas para escribir poesía. Me gusta mucho Cañaveral, por anónima, tradicional y tucumana; y por esa copla que dice “He visto un pájaro verde/bañarse en aguas de rosa/meterse en lo más profundo/de un clavel que se deshoja”. También elegiría Zamba del silbador, de Leguizamón y Castilla, por la poesía y ese movimiento bagualero en medio de una zamba; y Alfonsina y el mar, por bella y porque es reconocida por el mundo y, para quien la toca, es además una gran carta de presentación como argentino.
Teresa Parodi
la zamba, lenta y melancólica 
Me gusta la zamba, por su cadencia. Sobre todo la lenta y acompasada que se baila con sensualidad y elegancia. Todas las del Cuchi, por la manera gloriosa de pasar sin que se note a la baguala y volver después de haber abierto puertas infinitas al asombro. Por la endiablada armonía y por las profundidades de belleza en que nos sumerge. Las de Yupanqui, transparentes y arenosas y pedregosas y llenas de hondas melodías que tocan fondo en nuestros recuerdos y allí quedan, haciéndonos más argentinos cuando nos reconocemos emocionados en ellas. Las del Chivo Valladares, claras y fecundas y parecen venir de una emoción intensa que nos acercan a un gozoso estado del alma. Las de Ariel Ramírez, porque son verdes y sonoras y estallan en la memoria colectiva sin pedir permiso. Las de Juan Falú, porque son perfectas en su concepción y son novedosamente puras y de una hermosura inquietante. Las de Raúl Carnota, porque son enteras y de corazón rubicundo y de mirada lúcida y de búsqueda sincera.
Raul Carnota
De adolescente me impresionó Zamba del ángel, por la belleza de esta línea melódica tejida por Hugo Díaz, imposible de simplificar en pocos acordes. Al leer la letra nació mi admiración por Ariel Petrocelli. La Zamba de Juan panadero me emociona cada vez que lo interpreto; sólo un poeta como Castilla puede resumir, en cinco coplas, la esencia de un hombre. Para que hablar de la música que el “Cuchi” encontró en el fondo. Ambos nos contagiaron la rigurosidad a la hora de componer. Otra es Alma de nogal. Ernesto Cabeza es de los grandes melodistas. Su tremendo perfil bajo no le permitió trascender como el gran compositor que fue. Con Jaime Dávalos, poeta salteño de una personalidad y fuerza expresiva arrolladoras, dio a luz temas maravillosos. Con una zamba como Piedra y camino, Atahualpa nos enseñó la economía de palabras y acordes. El conjunto de su obra guarda ese sello. Don Ata es otro de nuestros grandes maestros creadores de belleza, que ha hecho escuela entre los compositores de mi generación
                                               
                                                                PURO FOLKLORE


3 comentarios:

  1. Zamba ;vuelo de palomas.
    Zamba que perfumas los recuerdos.......
    Si en versos pudiera expresar mis sentimientos al oirte ¡¡ que no diría de poder bailarte!!

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  2. Feliz día de la zamba! Lindas evocaciones para los amantes del folklore. Entre las zambas hermosas, recordé días atrás "Zamba en ti", intrincada letra de Ariel Petroccell y notable melodía con aquella interpretación exquisita de Los de Salta, destacándose la voz superlativa de José Berrios.

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  3. No hay algún link para poder escuchar La 7 de Abril?

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